“Uup es una consultora de marketing que de verdad se preocupa por entender los problemas de negocio del cliente, y adaptar sus servicios a ellos… y no al revés”
Javier Megías – Emprendedor e inversor.
La IA no va de probar herramientas, sino de tomar menos decisiones a ciegas y más decisiones con datos, foco y rigor.
Define para qué tiene sentido aplicar IA en la empresa, en qué áreas y con qué expectativas realistas de resultados.
Ordena todos los posibles casos de uso, separa lo urgente de lo importante y prioriza según impacto, esfuerzo y riesgo.
Marca qué hacer, en qué orden y con qué recursos, conectando la IA con los objetivos de negocio a 12–24 meses.
Define criterios de datos, arquitectura tecnológica y organización interna necesarios para implantar la IA con rigor y seguridad.

Que necesitan tomar decisiones informadas sobre IA con impacto directo en el modelo de negocio, la propuesta de valor y la competitividad.

Que crecen en complejidad y carga operativa y quieren que la IA aporte eficiencia y control sin perder foco en el día a día.

Que buscan coordinar procesos, tecnología y analítica con una hoja de ruta de IA alineada con los objetivos de negocio.
La IA solo tiene sentido cuando se conecta con la estrategia, los procesos y las personas.
El Plan integral de inteligencia artificial sigue un método claro que ordena la información, prioriza oportunidades y define una hoja de ruta realista.
Un enfoque apoyado en análisis de negocio, conocimiento sectorial y experiencia en proyectos de transformación.

Necesitamos entender la situación de la empresa, sus prioridades y restricciones para definir el enfoque adecuado para la IA.
Conversamos con dirección y áreas clave para clarificar objetivos de negocio, riesgos asumibles y expectativas realistas sobre lo que la IA debe aportar.
Revisamos procesos actuales, herramientas, fuentes de datos y cultura interna para tener una fotografía clara del punto de partida.
Identificamos limitaciones, dependencias y palancas que condicionarán el diseño de la estrategia de IA.
Trabajamos con las áreas de negocio para identificar problemas, cuellos de botella y oportunidades donde la IA puede aportar valor.
Agrupamos y describimos los casos de uso de forma concreta, orientada a impacto en negocio y no solo a tecnología.
Evaluamos cada caso de uso según impacto, esfuerzo, dependencia de datos y riesgo.
Construimos una hoja de ruta a 12–24 meses, combinando quick wins con proyectos más estratégicos.
Proponemos una arquitectura tecnológica realista, compatible con la situación actual de la empresa y sus recursos.
Definimos criterios de calidad y gobierno del dato, así como principios de seguridad y uso responsable de la IA.
Identificamos roles, capacidades y apoyos externos necesarios para ejecutar el plan.
Planteamos acciones de comunicación y formación que faciliten la adopción y reduzcan resistencias.
Sintetizamos el trabajo en materiales ejecutivos que facilitan la toma de decisiones por parte de dirección.
Acordamos los proyectos prioritarios a lanzar y los mecanismos de seguimiento para asegurar su avance.
Informe que recoge la situación actual de procesos, sistemas, datos y cultura en relación con la inteligencia artificial. La base para saber desde dónde se parte y qué es realista abordar en cada fase.
Listado estructurado de oportunidades de IA por área, con descripción, objetivos y una matriz de priorización por impacto, esfuerzo y riesgo para enfocar recursos en lo que más aporta al negocio.
Plan de implantación a 12–24 meses con proyectos, hitos y dependencias, acompañado de recomendaciones sobre arquitectura tecnológica y gobierno del dato alineadas con la realidad de la empresa.
Definición de roles, necesidades de formación y apoyos externos, junto con un resumen ejecutivo pensado para facilitar la toma de decisiones y la comunicación interna del plan de IA.
La duración habitual está entre 4 y 6 semanas, en función del tamaño de la empresa, el número de áreas implicadas y la disponibilidad de los equipos. El calendario se acuerda al inicio para que el trabajo encaje con la carga operativa del día a día.
Es un proyecto de negocio con implicaciones tecnológicas. El foco está en objetivos, procesos, datos y personas. La tecnología se define al servicio de esa estrategia, no al revés.
No. Es necesario conocer la situación real: qué datos existen, dónde están, con qué calidad se trabaja y qué carencias hay. Parte del plan consiste en definir cómo mejorar esa base de datos y esa madurez de forma progresiva.
El Plan integral de IA se centra en diagnóstico, definición de casos de uso, priorización y hoja de ruta. A partir de ahí, puedes abordar la implantación con tu equipo, con acompañamiento adicional específico por proyecto o con proveedores tecnológicos.
Se integran en el análisis. Se revisa su encaje con la estrategia de negocio, su impacto real y su sostenibilidad. En algunos casos se refuerzan, en otros se rediseñan o se detienen si no aportan valor.
No se limita a recomendar herramientas. Ordena objetivos, oportunidades y riesgos, define un marco de datos y gobernanza y prioriza iniciativas con criterios de impacto y viabilidad. El resultado es una estrategia de IA alineada con el negocio, no un listado de soluciones técnicas desconectadas.